Anticoagulantes orales y dieta

Los anticoagulantes orales se utilizan para evitar la formación de coágulos en la sangre que alteren el flujo sanguíneo. Entre los distintos tipos de anticoagulantes, los antagonistas de la vitamina K (o antivitamina K) como el sintrom o la Warfarina interaccionan con nuestra dieta.

Para evitar alteraciones de la actuación del anticoagulante, es importante tener en cuenta aquellos alimentos ricos en vitamina K como verduras de hoja verde; coles como brócoli, repollo, coliflor y coles de Bruselas; productos vegetales fermentados como chucrut o kimchi, etc.

Los anticoagulantes orales son medicamentos que hacen que la sangre tarde más tiempo en coagular, cuya finalidad es evitar la formación de trombos. El contenido en vitamina K de los alimentos que conforman su plan de alimentación puede interferir en la eficacia del tratamiento, tanto por exceso como por defecto. Por ello, es conveniente seguir unas pautas de alimentación adecuadas para conseguir el nivel de anticoagulación deseado.

Lo primero que debemos tener muy claro es que mayoritariamente el aporte de vitamina k de la dieta procede de alimentos de origen vegetal. Especialmente, se encuentra en las verduras de hoja verde o en hortalizas de color amarillo oscuro como las espinacas, brócoli, repollo, lechuga, endibias, col rizada, remolacha, espárragos y soja fermentada.

Estos alimentos deben estar controlados en los pacientes con anticoagulantes pero no deben restringirse porque repercutiría negativamente en el estado nutricional. Se debe evitar hacer modificaciones drásticas de la dieta habitual. Si tiene problemas digestivos persitentes como vómitos o diarrea, que le impidan comer con normalidad debemos plantear un tratamiento dietoterapéutico específico y realizar controles de anticoagulación frecuentes.

Por otro lado, los alimentos de origen animal no suelen contener cantidades significativas de vitamina k (a excepción del hígado) y también se deben tener en cuenta los alimentos muy grasos, que pueden contener formas de vitamina K que no son recomendables, por ejemplo, el tocino, la bollería industrial, las carnes grasas, los embutidos, los quesos, el bacon y la nata. Y como recomendación general, aconsejaremos comer más pescado que carne.

En esta herramienta que contiene material tanto para profesionales como pacientes, vemos al detalle cómo hacerlo.

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